jueves, 21 de febrero de 2008

jueves, 7 de febrero de 2008

COLA DE PEZ


Día 11/10/93

El camino de hoy ha sido fácil, con pocos desniveles aunque duros, y diversidad de paisajes. Hemos empleado unas cinco aproximadamente.
Comenzamos en un bosque de rododendros al que no llegaba apenas luz, y que le daba un aspecto fantasmagórico, entre raíces y piedras llenas de musgo.
Poco después los picos se han dejado ver y nos han acompañado una buena parte del camino, hasta que una garganta nos tragó y fuimos siguiendo el curso de un río, que si bien no era muy caudaloso, si era ruidoso y saltarín como no podía ser de otra manera dada su juventud.
No dejan de sorprenderme los “porter” que nos vamos cruzando. Llevan cargas de 50 a 70 kilos y van descalzos, en plena fusión con el terreno. Sus piernas son pura fibra y músculo, y los pies los tienen prácticamente deformados. En estos parajes no hay otro medio para transportar mercancías, a excepción del mulo, pero que es más problemático. Suben muy bien pero las bajadas son verdaderamente peligrosas.
Hay que andar con pies de plomo, pues la más mínima caída supondría perderse entre una espesa vegetación compuesta en su mayor parte de bambú, de la que sería prácticamente imposible volver a subir al sendero. Es tal la espesura, que no tenemos más de cuatro o cinco metros de visión.
Sobre las 13:00 h alcanzamos nuestro destino, “Todopani” a unos 2600mts. Sus vistas son generosas, siendo el “Machhapuchhare” el que destaca entre todos los picos que nos harán de guardián por esta noche. Su nombre se debe a que tiene forma de cola de pez, y eso es lo que significa en nepalí. Mañana a primera hora y con todo despejado, promete ser todo un espectáculo.La gente aquí es igual de amable y acogedora como en el resto de paradas. El ritmo de vida pausado que llevan en las alturas se transmite en cada uno de sus actos, si bien queda reflejado en sus rostros la dureza de las condiciones.

AMANECE EN POON HILL

Día 10/10/93

Nos hemos levantado a las 04:30 h, pero ha merecido la pena. Tras una hora de ascensión nos encontramos con un privilegio para nuestros ojos. Subíamos aún de noche, con el cielo despejado, y una vez arriba el sol comenzó a iluminar los picos de este impresionante macizo, indicando que el día no tardaría en llegar por aquí “abajo”. Se crea una estampa mágica al estar viendo unas de las montañas mas altas que existen con los primeros rayos del sol del día. Se ven por este orden; Dhaulagiri que con sus 8137 mts le hace ser el 6º más alto, el Nilgiri-Varahaskar-Annapurna I-Annapurna Sur-Hunchuli y Machhapuchare.
Tras largo rato las nubes comienzan a ocultar las cimas y el sol a calentar, por lo que regresamos con la satisfacción reflejada en nuestras caras.
En Ghorepani el tiempo transcurre despacio. Sentados en una terraza nos dedicamos a ojear el mapa, escribir nuestras cosas, y empaparnos de la belleza que nos rodea.
Un grupo de niños se interesa por nosotros antes de entrar al colegio. Cuando nos damos cuenta estamos rodeados de unos diez o quince niños a cual más simpático y a cual mas mocoso en el sentido literal de la palabra. Hoy es el último día de clase antes de coger quince días de vacaciones, por lo que están un poco revoltosos.
Después de unas cuantas cervezas nos vamos al calor de la estufa.

LOS RODODENDROS



Día 9/10/93

Un desayuno potente antes de emprender la marcha, que ya el día anterior se prometía dura, pues hay mucho desnivel y tardaremos unas cinco horas. Pasaremos de 1525 a 2856 mts.
Efectivamente es así. Pendientes escalonadas sin final. Cuando crees que llegas a un punto en que hay algo de bajada, los árboles se abren y dejan una nueva pendiente a la vista.
El camino es alucinante, con mucha vegetación cerrada, y chorreras de agua por todas partes, que ponen la música ideal para disfrutar en cada paso que avanzamos. Los árboles están cubiertos por completo de musgo. Son “rododrendos”, una especie característica del país.
Estando en marcha la temperatura es ideal, pero es parar y darnos cuenta que hace frío, por lo que conviene cubrirse en cada parada de descanso para no perder temperatura. Además las nubes están muy cerca y el ambiente es muy húmedo.
Cumplimos con el tiempo establecido y tras cinco horas llegamos a Ghorepani nuestro destino fijado, ya deseado sin duda.
Es una pequeña aldea en la que estaremos un par de días, pues tenemos intención de acercarnos a Punhill que es un mirador desde el cual se divisan los Annapurnas si el tiempo lo permite.
Una vez duchados nos damos cuenta del frío que hace y que sin duda será una constante en estas alturas.
Al calor de una estufa hemos cenado una sopa de “noedeles” calentitos y una tortilla acompañado de unas tortas de harina de maíz.
Aquí no llega la luz eléctrica por lo que la iluminación, es a base de velas y una lámpara de queroseno, que emite un ruido muy molesto al que te acostumbras junto al olor característico que despide. No se utiliza apenas leña, debido a que la gran afluencia de turismo que los últimos años recorre el país por lo que se a tenido que regularizar el uso de recursos naturales para evitar una deforestación acelerada.
Un cartel nos hace reflexionar. “NEPAL IS HERE TO CHANGE. NOT FOR YOU TO CHANGE NEPAL”

LA PRIMERA NOCHE EN EL MONTE


Día 8/10/93

Un taxi nos a llevado hasta Suikhet, y allí hemos tenido que esperar a que un particular nos cogiera, ya que el autobús que teníamos que coger había pasado hacía ya un rato.
Nos cogió un camión que por 50 rupias por cabeza permitió que fuéramos en la caja, encima de la carga que se componía de hierros, maderas y un sinfín de materiales mezclados.
También subieron dos noruegas que nos contaron sus planes. Iban a estar seis meses viajando por diferentes países; Nepal, India, Malasia, Indonesia, New Zelanda, México, Guatemala y EE.UU. Es tradición que al terminar la universidad se tomen un año sabático, y lo empleen en conocer mundo. Claro está que es una tradición consecuencia directa del buen poder adquisitivo que hay por esas latitudes.
Es alucinante las vistas que tenemos. Desde lo alto del camión, con el viento de cara y una cantidad de verde que cubre todas las montañas, experimento una sensación nueva para mí. La carretera serpentea y aparece y desaparece entre una espesa vegetación e la que los pocos vehículos que circulan se ven insignificantes.
Por fin llegamos a Chandrakot, que es donde comienza el treking que nos ocupará los siguientes quince días. Estoy deseoso a la par que ilusionado.
Empezamos a unos 1000mts y poco a poco vamos ganando altura. El sendero no presenta dificultad y nos ofrece unas vistas alucinantes.
Tras 3 ½ horas hemos llegado al primer sitio de pernocta. Se llama Tirkhendhunga. Nos acoplamos en un “lodge” que son habitaciones con dos colchones.
Una ducha caliente viene bien antes de cenar. Las 17:30 h y ya cenando, no me lo puedo creer. A partir de ahora nos tenemos que adaptar a la montaña, ya que anochece muy temprano y amanece muy pronto.
Estamos a 1525 mts y atrás quedó la urbe.

UN COMODO AUTOBUS


Día 7/10/93

Vaya viaje en autobús. Para recorrer 200 km hemos tardado 8 horas. Yo ya no sabía como ponerme.
Una vez en Pokhara, nos dirigimos al hotel y comprobamos que está bien y nos gusta.
Nos vamos a comer bajo una lluvia torrencial pero que no nos impide ver el paisaje tan alucinante que tenemos ante nosotros. Empiezo a sentir la montaña más cerca de mí.
Volvemos al hotel con una lluvia más fuerte si cabe.

DESCUBRIENDO KTM

Día 6/10/93

Nada más levantarnos nos fuimos a una “Estupa”. Es una pequeña ciudad-templo dentro de la ciudad, donde habita bastante gente, y a la que se accede subiendo un total de 326 escalones de los cuales los 50 últimos matan a cualquiera. Vacas, perros, monos y cuervos conviven mezclados con la gente en perfecta armonía.
Fuimos a un “bar” de una amiga que Pepo conoció en un viaje anterior. Es pequeño pero acogedor y allí estuvimos cerca de cinco horas ya que nos invitaron a comer. Un nepalí que por allí andaba nos explicó el significado del Ying y el Yang de una manera bastante mística, como no podía ser de otra manera, ya que los budhistas son bastante filosóficos en sus planteamientos.
La “estupa es preciosa. Tiene una gran cúpula con los ojos de Buda presidiéndola observándonos desde lo alto. Pasamos a un templo donde estaban tocando unas enormes trompetas que emitían un sonido muy grave que invitaban a sentarse y meditar.
Volvemos al hotel a preparar los macutos ya que al día siguiente partimos hacia Pokhara.
Una vez que todo está controlado con lo que vamos a necesitar para el treking, le dejamos el resto del equipaje al dueño del hotel para que lo guarde hasta la vuelta..
Hora de cenar. Decidimos ir a un restaurante de comida nepalí que era bastante alucinante por fuera y no menos por dentro. Se llamaba “Thamel House”, igual que el barrio donde se halla. La comida estaba buena. Comimos jabalí, pollo, brecol, habas, patatas y una verdura desconocida para mí que estaba condimentada de tal manera que me hace echar fuego por la boca. Según terminabas un plato te lo volvían a llenar tantas veces como quisieras. Para beber un vino de arroz bastante fuerte.Con el estómago lleno y puesto que se come en el suelo en unas mesitas bajas, urge irse al hotel para evitar quedarnos dormidos allí mismo.

martes, 15 de enero de 2008

KATHMANDU



Día 5/10/93.
Katmandú tiene mucha vida. La impresión que me dio es la de una ciudad que acoge a cualquier viajero. En la zona donde estábamos las calles eran estrechas y las casas cada una de una manera, pero con cierto encanto. Tenía que comprarme un saco de dormir y un plumífero, por lo que fuimos a la zona de tiendas.
Las hay que tienen material de montaña de segunda mano de muy buena calidad a buen precio.
La plaza de “Durbar” es un hervidero de gentes que van y vienen.
Comienza a llover y aprovechamos para ir a una agencia y contratar un guía para el treking que tenemos pensado.
Una vez cerrado el tema, nos vamos a comer y seguidamente a tomar un té, de paso escribimos unas postales a la familia y colegas.
A las 19:00h, habíamos quedado para cenar con “Edorta y Delia” que así se llaman la pareja que conocimos ayer.
Fuimos a un restaurante de comida tibetana. Yo comí unas gambas rebozadas que tenían una salsa buenísima pero que picaba a rabiar. Se me saltaban las lagrimas. Un paseo y a dormir.

PRIMER IMPACTO









Día 4/10/93.

Salimos del avión a las 05:45 h aproximadamente. Se nota el calor típico de donde hay mucha

humedad. Otra vez todo el rollo del pasaporte, el visado y toda la burocracia.
Nos despedimos de Enrique, dejamos las maletas en consigna y cogemos un autobús hacia Delhi.
Hay una tiradilla y como no el autobús está hecho una pena. Vamos dando botes durante todo el trayecto. Una chica se dirige a nosotros al oírnos hablar en castellano. Es de Las Palmas y nos comenta que a estar tres meses recorriendo la India.
Bajamos del autobús y cogimos un “taxi” que allí se llaman “ricshaw"”. Es una especie de vespa con tres ruedas y están por todas partes.
Discutimos el precio y acordamos por dos rupias llevar a esta chica a su hotel. Después nosotros nos dimos una vuelta por la ciudad por unas 120 rúpias.


Lo primero en visitar, creo que me marcó de por vida. Fuimos a una mezquita, estaba cerrada y decidimos, ya que estábamos allí, meternos en un mercado callejero donde había mucha gente. Bueno en Delhi hay mucha gente en todos los lados. Son 8 millones de personas de las cuales una gran parte vive en la calle.
No era ni mucho menos un sitio donde fueran los turistas. Era un verdadero estercolero con una mezcla de olores difícil de definir.
Vimos a cuatro “eunucos” que me sorprendieron muchísimo, ya que hacía poco había leído un reportaje sobre ellos que me impactó. También mucha gente coja, tuerta, mutilada y deformada.
En una especie de descampado, un curandero los hacía pasar en “fila india” ( nunca mejor dicho) con la parte del cuerpo afectada atada con unas cuerdas.
Mas adelante nos vino de frente un grupo de colegiales que nos dieron la bienvenida, pero que en un momento dado nos empiezan a tocar el culo y el pecho y a partiese de risa los muy cachondos. Una chiquillada pero que me da pie a pensar en este tipo de agresiones que sufren las mujeres, y las que por supuesto condeno.
Después de cruzar el mercado y antes de coger de nuevo un ricshaw nos cruzamos con un grupo de “parias” que son la casta mas baja de la India y por consiguiente la más pobre. Decir pobre es quedarme corto porque realmente no poseen nada. Un comerciante les da monedas y apelotonados extienden las manos para intentar que les toque alguna. A nosotros nos ignoran por completo lo cual me llama la atención ya que creí que seriamos rodeados para intentar sacar algunas más.
Seguidamente fuimos a la casa donde Gandhi pasó sus últimos días (144 para ser exactos). Allí mismo fue asesinado por un correligionario suyo, que supuestamente se volvió loco.
La casa es bonita y tiene un jardín muy colorido como todo en la India.
Más tarde nos dirigimos al mercado “tibetano”. Este sí está lleno de turistas. Hay mucha artesanía como cajas, dagas, telas, en fin un montón de cosas preciosas donde dejarte el dinero. Después de informarnos de dónde salen los autobuses para regresar al aeropuerto, nos encontramos con un chaval de unos 11ó 12 años que hablaba ingles a la perfección. Nos cuenta que es el mayor de tres hermanos y que se tiene que buscar la vida para comer, por lo que no va a la escuela. Nos pregunta nuestros nombres y él dice llamarse “Manolo”, al identificarnos como españoles. Un cachondo el tío. Nos invita a sentarnos y sigue contándonos cosas de lo dura que es la vida en su país, hasta que llega el momento esperado de pedirnos dinero. Pero no nos pide cualquier cosa, pide concretamente 16$, Pepo le dice que se vaya con su prima y el chaval nos explica, que es para comprar una caja de limpiar zapatos con la que poder ganarse la vida.

Le ofrecemos 1 dólar y lo rechaza alegando que así no llegará a ninguna parte, se lo gastará y volverá a estar en las mismas.
Nuestro autobús estaba a punto de salir y para quitárnoslo de encima, le decimos que si no partiera el autobús, íbamos con él a comprarle la caja, la tienda estaba a unos 5 minutos andando. “Manolo” viendo que ya nos marchábamos se quedó un poco apenado, por lo que nos hizo sentir mal. Decidimos darle el dinero con la condición de que la trajera antes de que nos fuéramos y así poder comprobar que no nos engañaba, como fuera probablemente. El autobús a punto de salir y nosotros esperando en la puerta por si venía, ya subidos en él y convencidos de que no aparecería, le vemos venir a toda pastilla, sudando a chorros y con una sonrisa de oreja a oreja. Todo el inglés que antes hablaba a la perfección se redujo a repetir, “very, very thank you” “very, very thank you”.

No sabemos si fue una treta ya probada con éxito en otras ocasiones para sacar lo que sin duda es un buen dinero para ellos, pero me hizo sentir bien. Si así fuera el chaval se lo curró y sino me alegro de haberle ayudado minimamente.
Vuelta al aeropuerto y otro vuelo más para llegar a Katmandú. Ya lo estoy deseando.
Conocemos a una pareja vasca y hacemos todo el trayecto juntos. Al llegar a Katmandú compartimos un taxi entre los cuatro, aunque nosotros nos bajamos antes en nuestro alojamiento. Más tarde aparecieron de nuevo en nuestro hotel, ya que no encontraban otro sitio.

EL PASO DE LOS ROMANOS POR ORIENTE



Dia 3/10/93.
Después de las explicaciones del recepcionista, nos dirigimos a un punto don de poder coger un taxi que nos lleve a la estación donde parten los autobuses hacia Jerash. Subimos a un minibús que entran unas 25 personas. La gente nos mira ya que es obvio que no suelen ver muchos extranjeros en sus medios de transportes. Nos sentamos atrás del todo junto a un militar bastante agradable, que se interesa por saber de donde somos.-”OH ¡España Veri Good¡” -
Tras una hora de trayecto llegamos y nos disponemos a buscar por donde dirigirnos. Nos indican que calle debemos coger para entrar a la ciudadela. Es bastante grande y está bien conservada. Es evidente que tuvo que tener cierta importancia en su momento, ya que en la calle principal todavía se aprecian donde estaban colocadas las tiendas de los artesanos, y esto es señal inequívoca de que al menos era una ciudad media. También hay lo que parece ser algún edificio público o tal vez palacio. Le delatan las enormes columnas que se levantan ante nosotros.
Antes de volver a Amman nos damos una vuelta por Jerash y decidimos comer por allí. Nos metemos en un sitio que tienen unos pollos asados con una pinta muy buena. Servicio pésimo del dueño, pero ellos son así y estás en su terreno.. Un pequeño paseo y de vuelta.
Nos preparamos para ir al aeropuerto. El avión no lleva retraso y saldrá a las 21:25 como estaba previsto.
Despega y no puedo prácticamente pegar ojo en 5 horas aproximadamente. El cambio horario hace que vayamos en contra del sol, por lo que amanece enseguida. Es como si no hubiese habido noche.

ENCUENTRO CON LO DESCONOCIDO

Día 2/10/93.
El taxista con el que quedamos el día anterior estaba esperando en la puerta del hotel como habíamos acordado lo cual no importa para que un colega suyo intente hacerse con el viaje.
Después de 2 ½ h llegamos a Petra. Aparentemente nada destacable pero de repente un desfiladero se abre camino entre las rocas. Tras una pequeña caminata llegamos a la “puerta del tesoro”, donde según tengo entendido rodaron “Indiana Jones y la última cruzada”. Es alucinante ver las cuevas donde se supone vivía la gente hace miles de años.
Hay un mogollón de puestecillos que me llaman la atención más por su colorido que por su contenido. Venden como recuerdo unas botellitas rellenas de arena de distintos colores característica de la zona, con las que realizan figuras en su interior.
Son las 11:30 aproximadamente y el calor empieza a ser insoportable por lo que decidimos volver. En el camino de vuelta nos encontramos con 50 ó 60 Japoneses a los que engañan como a Chinos.
Paramos en un restaurante donde comimos realmente bien. Arroz con cordero, una ensalada con una salsa de yogur salado, tortitas de pan, pastas y café hacen que recobremos las fuerzas.

Volvemos a Amman y el taxista nos propone un hotel donde alojarnos ya que el del día anterior no nos cubría una segunda noche. Nos parece acogedor y decidimos probar. Después de refrescarnos salimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad y nos encontramos con una pareja de asturianos con los que había contactado Enrique en el avión. Se quedaran en Siria y en Jordania todo el mes. Quedamos en vernos al día siguiente en Jerash, donde hay una ciudadela romana bastante grande y en buen estado.
Nos tomamos un café con “cardamomo” (una mezcla de diferentes especias). Me parecen bastante amables los Jordanos. Los taxistas, recepcionistas camareros e incluso los simples transeúntes te dan la bienvenida a cada momento. Se quedan un poco extrañados al darse cuenta que llevo un aro en la oreja izquierda. No es muy habitual para ellos pero lo aceptan sin problemas.
Volvemos al hotel. Nos relajamos y empezamos una conversación sobre los viajes realizados. Yo en mi modesta experiencia sólo puedo aportar algún dato sobre Egipto. Me quedo anonadado oyendo a Pepo y a Enrique como hablan de la India, Malasia, Taiwan, Islas Siberut, Indonesia, Nepal, y Tailandia el primero y China EE.UU. y algún que otro país más que no recuerdo el segundo. Son verdaderos viajeros no turistas.

EL COMIENZO DE LA AVENTURA


Día 1/10/93.
Tras una larga espera en el aeropuerto de Barajas llegamos a Amman sobre las 11:45. La llegada estaba prevista sobre las 06.30 empezamos bien.
Hemos contactado en el vuelo con otros tres madrileños y nos vamo
s juntos al mismo hotel. Después de comer decidimos darnos una vuelta por la ciudad y alquilamos un taxi por unos 25$. El teatro romano merece la pena visitarlo por sus proporciones y belleza. Del resto de la ciudad nada destacable excepto el bullicio característico de la cultura árabe. Se vive en la calle y eso le da un aire de ciudad viva que tan familiar nos es por la idiosincrasia de nuestro país. Dos de los chavales parten hacia Delhi y otro que se llama Enrique se queda con nosotros. Decidimos marchar hacia Petra a las 6 de la mañana.