Día 4/10/93.
Salimos del avión a las 05:45 h aproximadamente. Se nota el calor típico de donde hay mucha
humedad. Otra vez todo el rollo del pasaporte, el visado y toda la burocracia.
Nos despedimos de Enrique, dejamos las maletas en consigna y cogemos un autobús hacia Delhi.
Hay una tiradilla y como no el autobús está hecho una pena. Vamos dando botes durante todo el trayecto. Una chica se dirige a nosotros al oírnos hablar en castellano. Es de Las Palmas y nos comenta que a estar tres meses recorriendo la India.
Bajamos del autobús y cogimos un “taxi” que allí se llaman “ricshaw"”. Es una especie de vespa con tres ruedas y están por todas partes.
Discutimos el precio y acordamos por dos rupias llevar a esta chica a su hotel. Después nosotros nos dimos una vuelta por la ciudad por unas 120 rúpias.
Lo primero en visitar, creo que me marcó de por vida. Fuimos a una mezquita, estaba cerrada y decidimos, ya que estábamos allí, meternos en un mercado callejero donde había mucha gente. Bueno en Delhi hay mucha gente en todos los lados. Son 8 millones d
e personas de las cuales una gran parte vive en la calle.
No era ni mucho menos un sitio donde fueran los turistas. Era un verdadero estercolero con una mezcla de olores difícil de definir.
Vimos a cuatro “eunucos” que me sorprendieron muchísimo, ya que hacía poco había leído un reportaje sobre ellos que me impactó. También mucha gente coja, tuerta, mutilada y deformada.
En una especie de descampado, un curandero los hacía pasar en “fila india” ( nunca mejor dicho) con la parte del cuerpo afectada atada con unas cuerdas.
Mas adelante nos vino de frente un grupo de colegiales que nos dieron la bienvenida, pero que en un momento dado nos empiezan a tocar el culo y el pecho y a partiese de risa los muy cachondos. Una chiquillada pero que me da pie a pensar en este tipo de agresiones que sufren las mujeres, y las que por supuesto condeno.
Después de cruzar el mercado y antes de coger de nuevo un ricshaw nos cruzamos con un grupo de “parias” que son la casta mas baja de la India y por consiguiente la más pobre. Decir pobre es quedarme corto porque realmente no poseen nada. Un comerciante les da monedas y apelotonados extienden las manos para intentar que les toque alguna. A nosotros nos ignoran por completo lo cual me llama la atención ya que creí que seriamos rodeados para intentar sacar algunas más.
Seguidamente fuimos a la casa donde Gandhi pasó sus últimos días (144 para ser exactos). Allí mismo fue asesinado por un correligionario suyo, que supuestamente se volvió loco.
La casa es bonita y tiene un jardín muy colorido como todo en la India.
Más tarde nos dirigimos al mercado “tibetano”. Este sí está lleno de turistas. Hay mucha artesanía como cajas, dagas, telas, en fin un montón de cosas preciosas donde dejarte el dinero. Después de informarnos de dónde salen los autobuses para regresar al aeropuerto, nos encontramos con un chaval de unos 11ó 12 años que hablaba ingles a la perfección. Nos cuenta que es el mayor de tres hermanos y que se tiene que buscar la vida para comer, por lo que no va a la escuela. Nos pregunta nuestros nombres y él dice llamarse “Manolo”, al identificarnos como españoles. Un cachondo el tío. Nos invita a sentarnos y sigue contándonos cosas de lo dura que es la vida en su país, hasta que llega el momento esperado de pedirnos dinero. Pero no nos pide cualquier cosa, pide concretamente 16$, Pepo le dice que se vaya con su prima y el chaval nos explica, que es para comprar una caja de limpiar zapatos con la que poder ganarse la vida.
Le ofrecemos 1 dólar y lo rechaza alegando que así no llegará a ninguna parte, se lo gastará y volverá a estar en las mismas.
Nuestro autobús estaba a punto de salir y para quitárnoslo de encima, le decimos que si no partiera el autobús, íbamos con él a comprarle la caja, la tienda estaba a unos 5 minutos andando. “Manolo” viendo que ya nos marchábamos se quedó un poco apenado, por lo que nos hizo sentir mal. Decidimos darle el dinero con la condición de que la trajera antes de que nos fuéramos y así poder comprobar que no nos engañaba, como fuera probablemente. El autobús a punto de salir y nosotros esperando en la puerta por si venía, ya subidos en él y convencidos de que no aparecería, le vemos venir a toda pastilla, sudando a chorros y con una sonrisa de oreja a oreja. Todo el inglés que antes hablaba a la perfección se redujo a repetir, “very, very thank you” “very, very thank you”.
No sabemos si fue una treta ya probada con éxito en otras ocasiones para sacar lo que sin duda es un buen dinero para ellos, pero me hizo sentir bien. Si así fuera el chaval se lo curró y sino me alegro de haberle ayudado minimamente.
Vuelta al aeropuerto y otro vuelo más para llegar a Katmandú. Ya lo estoy deseando.
Conocemos a una pareja vasca y hacemos todo el trayecto juntos. Al llegar a Katmandú compartimos un taxi entre los cuatro, aunque nosotros nos bajamos antes en nuestro alojamiento. Más tarde aparecieron de nuevo en nuestro hotel, ya que no encontraban otro sitio.
Salimos del avión a las 05:45 h aproximadamente. Se nota el calor típico de donde hay mucha
humedad. Otra vez todo el rollo del pasaporte, el visado y toda la burocracia.
Nos despedimos de Enrique, dejamos las maletas en consigna y cogemos un autobús hacia Delhi.
Hay una tiradilla y como no el autobús está hecho una pena. Vamos dando botes durante todo el trayecto. Una chica se dirige a nosotros al oírnos hablar en castellano. Es de Las Palmas y nos comenta que a estar tres meses recorriendo la India.

Bajamos del autobús y cogimos un “taxi” que allí se llaman “ricshaw"”. Es una especie de vespa con tres ruedas y están por todas partes.
Discutimos el precio y acordamos por dos rupias llevar a esta chica a su hotel. Después nosotros nos dimos una vuelta por la ciudad por unas 120 rúpias.
Lo primero en visitar, creo que me marcó de por vida. Fuimos a una mezquita, estaba cerrada y decidimos, ya que estábamos allí, meternos en un mercado callejero donde había mucha gente. Bueno en Delhi hay mucha gente en todos los lados. Son 8 millones d

No era ni mucho menos un sitio donde fueran los turistas. Era un verdadero estercolero con una mezcla de olores difícil de definir.
Vimos a cuatro “eunucos” que me sorprendieron muchísimo, ya que hacía poco había leído un reportaje sobre ellos que me impactó. También mucha gente coja, tuerta, mutilada y deformada.
En una especie de descampado, un curandero los hacía pasar en “fila india” ( nunca mejor dicho) con la parte del cuerpo afectada atada con unas cuerdas.
Mas adelante nos vino de frente un grupo de colegiales que nos dieron la bienvenida, pero que en un momento dado nos empiezan a tocar el culo y el pecho y a partiese de risa los muy cachondos. Una chiquillada pero que me da pie a pensar en este tipo de agresiones que sufren las mujeres, y las que por supuesto condeno.
Después de cruzar el mercado y antes de coger de nuevo un ricshaw nos cruzamos con un grupo de “parias” que son la casta mas baja de la India y por consiguiente la más pobre. Decir pobre es quedarme corto porque realmente no poseen nada. Un comerciante les da monedas y apelotonados extienden las manos para intentar que les toque alguna. A nosotros nos ignoran por completo lo cual me llama la atención ya que creí que seriamos rodeados para intentar sacar algunas más.
Seguidamente fuimos a la casa donde Gandhi pasó sus últimos días (144 para ser exactos). Allí mismo fue asesinado por un correligionario suyo, que supuestamente se volvió loco.
La casa es bonita y tiene un jardín muy colorido como todo en la India.
Más tarde nos dirigimos al mercado “tibetano”. Este sí está lleno de turistas. Hay mucha artesanía como cajas, dagas, telas, en fin un montón de cosas preciosas donde dejarte el dinero. Después de informarnos de dónde salen los autobuses para regresar al aeropuerto, nos encontramos con un chaval de unos 11ó 12 años que hablaba ingles a la perfección. Nos cuenta que es el mayor de tres hermanos y que se tiene que buscar la vida para comer, por lo que no va a la escuela. Nos pregunta nuestros nombres y él dice llamarse “Manolo”, al identificarnos como españoles. Un cachondo el tío. Nos invita a sentarnos y sigue contándonos cosas de lo dura que es la vida en su país, hasta que llega el momento esperado de pedirnos dinero. Pero no nos pide cualquier cosa, pide concretamente 16$, Pepo le dice que se vaya con su prima y el chaval nos explica, que es para comprar una caja de limpiar zapatos con la que poder ganarse la vida.

Le ofrecemos 1 dólar y lo rechaza alegando que así no llegará a ninguna parte, se lo gastará y volverá a estar en las mismas.
Nuestro autobús estaba a punto de salir y para quitárnoslo de encima, le decimos que si no partiera el autobús, íbamos con él a comprarle la caja, la tienda estaba a unos 5 minutos andando. “Manolo” viendo que ya nos marchábamos se quedó un poco apenado, por lo que nos hizo sentir mal. Decidimos darle el dinero con la condición de que la trajera antes de que nos fuéramos y así poder comprobar que no nos engañaba, como fuera probablemente. El autobús a punto de salir y nosotros esperando en la puerta por si venía, ya subidos en él y convencidos de que no aparecería, le vemos venir a toda pastilla, sudando a chorros y con una sonrisa de oreja a oreja. Todo el inglés que antes hablaba a la perfección se redujo a repetir, “very, very thank you” “very, very thank you”.
No sabemos si fue una treta ya probada con éxito en otras ocasiones para sacar lo que sin duda es un buen dinero para ellos, pero me hizo sentir bien. Si así fuera el chaval se lo curró y sino me alegro de haberle ayudado minimamente.
Vuelta al aeropuerto y otro vuelo más para llegar a Katmandú. Ya lo estoy deseando.
Conocemos a una pareja vasca y hacemos todo el trayecto juntos. Al llegar a Katmandú compartimos un taxi entre los cuatro, aunque nosotros nos bajamos antes en nuestro alojamiento. Más tarde aparecieron de nuevo en nuestro hotel, ya que no encontraban otro sitio.
1 comentario:
En la India, la multiplicidad de razas, grupos religiosos, divisiones sociales, castas forman un mosaico Humano sin igual en el mundo. Los Eunucos, son una secta que han sido castrados por su propio deseo. Visten de blanco y con falda. Piden dinero por las calles y a quién se niega, se levantan la falda y enseñan la herida faltándoles el órgano sexual.
Si no se contribuye, la creencia entre los ignorantes paseantes sopone el fin del mundo.
El resultado es el que sigue : Una persona sin organo sexual, otro (elque dá la limosna ) sin un importante dinero y otro que se enriquece de la miseria y la ignorancia de los más desfaforecidos.
Publicar un comentario