martes, 15 de enero de 2008

KATHMANDU



Día 5/10/93.
Katmandú tiene mucha vida. La impresión que me dio es la de una ciudad que acoge a cualquier viajero. En la zona donde estábamos las calles eran estrechas y las casas cada una de una manera, pero con cierto encanto. Tenía que comprarme un saco de dormir y un plumífero, por lo que fuimos a la zona de tiendas.
Las hay que tienen material de montaña de segunda mano de muy buena calidad a buen precio.
La plaza de “Durbar” es un hervidero de gentes que van y vienen.
Comienza a llover y aprovechamos para ir a una agencia y contratar un guía para el treking que tenemos pensado.
Una vez cerrado el tema, nos vamos a comer y seguidamente a tomar un té, de paso escribimos unas postales a la familia y colegas.
A las 19:00h, habíamos quedado para cenar con “Edorta y Delia” que así se llaman la pareja que conocimos ayer.
Fuimos a un restaurante de comida tibetana. Yo comí unas gambas rebozadas que tenían una salsa buenísima pero que picaba a rabiar. Se me saltaban las lagrimas. Un paseo y a dormir.

PRIMER IMPACTO









Día 4/10/93.

Salimos del avión a las 05:45 h aproximadamente. Se nota el calor típico de donde hay mucha

humedad. Otra vez todo el rollo del pasaporte, el visado y toda la burocracia.
Nos despedimos de Enrique, dejamos las maletas en consigna y cogemos un autobús hacia Delhi.
Hay una tiradilla y como no el autobús está hecho una pena. Vamos dando botes durante todo el trayecto. Una chica se dirige a nosotros al oírnos hablar en castellano. Es de Las Palmas y nos comenta que a estar tres meses recorriendo la India.
Bajamos del autobús y cogimos un “taxi” que allí se llaman “ricshaw"”. Es una especie de vespa con tres ruedas y están por todas partes.
Discutimos el precio y acordamos por dos rupias llevar a esta chica a su hotel. Después nosotros nos dimos una vuelta por la ciudad por unas 120 rúpias.


Lo primero en visitar, creo que me marcó de por vida. Fuimos a una mezquita, estaba cerrada y decidimos, ya que estábamos allí, meternos en un mercado callejero donde había mucha gente. Bueno en Delhi hay mucha gente en todos los lados. Son 8 millones de personas de las cuales una gran parte vive en la calle.
No era ni mucho menos un sitio donde fueran los turistas. Era un verdadero estercolero con una mezcla de olores difícil de definir.
Vimos a cuatro “eunucos” que me sorprendieron muchísimo, ya que hacía poco había leído un reportaje sobre ellos que me impactó. También mucha gente coja, tuerta, mutilada y deformada.
En una especie de descampado, un curandero los hacía pasar en “fila india” ( nunca mejor dicho) con la parte del cuerpo afectada atada con unas cuerdas.
Mas adelante nos vino de frente un grupo de colegiales que nos dieron la bienvenida, pero que en un momento dado nos empiezan a tocar el culo y el pecho y a partiese de risa los muy cachondos. Una chiquillada pero que me da pie a pensar en este tipo de agresiones que sufren las mujeres, y las que por supuesto condeno.
Después de cruzar el mercado y antes de coger de nuevo un ricshaw nos cruzamos con un grupo de “parias” que son la casta mas baja de la India y por consiguiente la más pobre. Decir pobre es quedarme corto porque realmente no poseen nada. Un comerciante les da monedas y apelotonados extienden las manos para intentar que les toque alguna. A nosotros nos ignoran por completo lo cual me llama la atención ya que creí que seriamos rodeados para intentar sacar algunas más.
Seguidamente fuimos a la casa donde Gandhi pasó sus últimos días (144 para ser exactos). Allí mismo fue asesinado por un correligionario suyo, que supuestamente se volvió loco.
La casa es bonita y tiene un jardín muy colorido como todo en la India.
Más tarde nos dirigimos al mercado “tibetano”. Este sí está lleno de turistas. Hay mucha artesanía como cajas, dagas, telas, en fin un montón de cosas preciosas donde dejarte el dinero. Después de informarnos de dónde salen los autobuses para regresar al aeropuerto, nos encontramos con un chaval de unos 11ó 12 años que hablaba ingles a la perfección. Nos cuenta que es el mayor de tres hermanos y que se tiene que buscar la vida para comer, por lo que no va a la escuela. Nos pregunta nuestros nombres y él dice llamarse “Manolo”, al identificarnos como españoles. Un cachondo el tío. Nos invita a sentarnos y sigue contándonos cosas de lo dura que es la vida en su país, hasta que llega el momento esperado de pedirnos dinero. Pero no nos pide cualquier cosa, pide concretamente 16$, Pepo le dice que se vaya con su prima y el chaval nos explica, que es para comprar una caja de limpiar zapatos con la que poder ganarse la vida.

Le ofrecemos 1 dólar y lo rechaza alegando que así no llegará a ninguna parte, se lo gastará y volverá a estar en las mismas.
Nuestro autobús estaba a punto de salir y para quitárnoslo de encima, le decimos que si no partiera el autobús, íbamos con él a comprarle la caja, la tienda estaba a unos 5 minutos andando. “Manolo” viendo que ya nos marchábamos se quedó un poco apenado, por lo que nos hizo sentir mal. Decidimos darle el dinero con la condición de que la trajera antes de que nos fuéramos y así poder comprobar que no nos engañaba, como fuera probablemente. El autobús a punto de salir y nosotros esperando en la puerta por si venía, ya subidos en él y convencidos de que no aparecería, le vemos venir a toda pastilla, sudando a chorros y con una sonrisa de oreja a oreja. Todo el inglés que antes hablaba a la perfección se redujo a repetir, “very, very thank you” “very, very thank you”.

No sabemos si fue una treta ya probada con éxito en otras ocasiones para sacar lo que sin duda es un buen dinero para ellos, pero me hizo sentir bien. Si así fuera el chaval se lo curró y sino me alegro de haberle ayudado minimamente.
Vuelta al aeropuerto y otro vuelo más para llegar a Katmandú. Ya lo estoy deseando.
Conocemos a una pareja vasca y hacemos todo el trayecto juntos. Al llegar a Katmandú compartimos un taxi entre los cuatro, aunque nosotros nos bajamos antes en nuestro alojamiento. Más tarde aparecieron de nuevo en nuestro hotel, ya que no encontraban otro sitio.

EL PASO DE LOS ROMANOS POR ORIENTE



Dia 3/10/93.
Después de las explicaciones del recepcionista, nos dirigimos a un punto don de poder coger un taxi que nos lleve a la estación donde parten los autobuses hacia Jerash. Subimos a un minibús que entran unas 25 personas. La gente nos mira ya que es obvio que no suelen ver muchos extranjeros en sus medios de transportes. Nos sentamos atrás del todo junto a un militar bastante agradable, que se interesa por saber de donde somos.-”OH ¡España Veri Good¡” -
Tras una hora de trayecto llegamos y nos disponemos a buscar por donde dirigirnos. Nos indican que calle debemos coger para entrar a la ciudadela. Es bastante grande y está bien conservada. Es evidente que tuvo que tener cierta importancia en su momento, ya que en la calle principal todavía se aprecian donde estaban colocadas las tiendas de los artesanos, y esto es señal inequívoca de que al menos era una ciudad media. También hay lo que parece ser algún edificio público o tal vez palacio. Le delatan las enormes columnas que se levantan ante nosotros.
Antes de volver a Amman nos damos una vuelta por Jerash y decidimos comer por allí. Nos metemos en un sitio que tienen unos pollos asados con una pinta muy buena. Servicio pésimo del dueño, pero ellos son así y estás en su terreno.. Un pequeño paseo y de vuelta.
Nos preparamos para ir al aeropuerto. El avión no lleva retraso y saldrá a las 21:25 como estaba previsto.
Despega y no puedo prácticamente pegar ojo en 5 horas aproximadamente. El cambio horario hace que vayamos en contra del sol, por lo que amanece enseguida. Es como si no hubiese habido noche.

ENCUENTRO CON LO DESCONOCIDO

Día 2/10/93.
El taxista con el que quedamos el día anterior estaba esperando en la puerta del hotel como habíamos acordado lo cual no importa para que un colega suyo intente hacerse con el viaje.
Después de 2 ½ h llegamos a Petra. Aparentemente nada destacable pero de repente un desfiladero se abre camino entre las rocas. Tras una pequeña caminata llegamos a la “puerta del tesoro”, donde según tengo entendido rodaron “Indiana Jones y la última cruzada”. Es alucinante ver las cuevas donde se supone vivía la gente hace miles de años.
Hay un mogollón de puestecillos que me llaman la atención más por su colorido que por su contenido. Venden como recuerdo unas botellitas rellenas de arena de distintos colores característica de la zona, con las que realizan figuras en su interior.
Son las 11:30 aproximadamente y el calor empieza a ser insoportable por lo que decidimos volver. En el camino de vuelta nos encontramos con 50 ó 60 Japoneses a los que engañan como a Chinos.
Paramos en un restaurante donde comimos realmente bien. Arroz con cordero, una ensalada con una salsa de yogur salado, tortitas de pan, pastas y café hacen que recobremos las fuerzas.

Volvemos a Amman y el taxista nos propone un hotel donde alojarnos ya que el del día anterior no nos cubría una segunda noche. Nos parece acogedor y decidimos probar. Después de refrescarnos salimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad y nos encontramos con una pareja de asturianos con los que había contactado Enrique en el avión. Se quedaran en Siria y en Jordania todo el mes. Quedamos en vernos al día siguiente en Jerash, donde hay una ciudadela romana bastante grande y en buen estado.
Nos tomamos un café con “cardamomo” (una mezcla de diferentes especias). Me parecen bastante amables los Jordanos. Los taxistas, recepcionistas camareros e incluso los simples transeúntes te dan la bienvenida a cada momento. Se quedan un poco extrañados al darse cuenta que llevo un aro en la oreja izquierda. No es muy habitual para ellos pero lo aceptan sin problemas.
Volvemos al hotel. Nos relajamos y empezamos una conversación sobre los viajes realizados. Yo en mi modesta experiencia sólo puedo aportar algún dato sobre Egipto. Me quedo anonadado oyendo a Pepo y a Enrique como hablan de la India, Malasia, Taiwan, Islas Siberut, Indonesia, Nepal, y Tailandia el primero y China EE.UU. y algún que otro país más que no recuerdo el segundo. Son verdaderos viajeros no turistas.

EL COMIENZO DE LA AVENTURA


Día 1/10/93.
Tras una larga espera en el aeropuerto de Barajas llegamos a Amman sobre las 11:45. La llegada estaba prevista sobre las 06.30 empezamos bien.
Hemos contactado en el vuelo con otros tres madrileños y nos vamo
s juntos al mismo hotel. Después de comer decidimos darnos una vuelta por la ciudad y alquilamos un taxi por unos 25$. El teatro romano merece la pena visitarlo por sus proporciones y belleza. Del resto de la ciudad nada destacable excepto el bullicio característico de la cultura árabe. Se vive en la calle y eso le da un aire de ciudad viva que tan familiar nos es por la idiosincrasia de nuestro país. Dos de los chavales parten hacia Delhi y otro que se llama Enrique se queda con nosotros. Decidimos marchar hacia Petra a las 6 de la mañana.