jueves, 7 de febrero de 2008

COLA DE PEZ


Día 11/10/93

El camino de hoy ha sido fácil, con pocos desniveles aunque duros, y diversidad de paisajes. Hemos empleado unas cinco aproximadamente.
Comenzamos en un bosque de rododendros al que no llegaba apenas luz, y que le daba un aspecto fantasmagórico, entre raíces y piedras llenas de musgo.
Poco después los picos se han dejado ver y nos han acompañado una buena parte del camino, hasta que una garganta nos tragó y fuimos siguiendo el curso de un río, que si bien no era muy caudaloso, si era ruidoso y saltarín como no podía ser de otra manera dada su juventud.
No dejan de sorprenderme los “porter” que nos vamos cruzando. Llevan cargas de 50 a 70 kilos y van descalzos, en plena fusión con el terreno. Sus piernas son pura fibra y músculo, y los pies los tienen prácticamente deformados. En estos parajes no hay otro medio para transportar mercancías, a excepción del mulo, pero que es más problemático. Suben muy bien pero las bajadas son verdaderamente peligrosas.
Hay que andar con pies de plomo, pues la más mínima caída supondría perderse entre una espesa vegetación compuesta en su mayor parte de bambú, de la que sería prácticamente imposible volver a subir al sendero. Es tal la espesura, que no tenemos más de cuatro o cinco metros de visión.
Sobre las 13:00 h alcanzamos nuestro destino, “Todopani” a unos 2600mts. Sus vistas son generosas, siendo el “Machhapuchhare” el que destaca entre todos los picos que nos harán de guardián por esta noche. Su nombre se debe a que tiene forma de cola de pez, y eso es lo que significa en nepalí. Mañana a primera hora y con todo despejado, promete ser todo un espectáculo.La gente aquí es igual de amable y acogedora como en el resto de paradas. El ritmo de vida pausado que llevan en las alturas se transmite en cada uno de sus actos, si bien queda reflejado en sus rostros la dureza de las condiciones.

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